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Network Access Point Western Africa and Canary Islands
Las Instituciones canarias entran a saco en el proyecto recolonizador de África
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El Cabildo de Tenerife y Senegal han suscrito un convenio de
cooperación económica. El territorio senegalés se utilizara para
producir una planta destinada a la elaboración de biocombustibles, y se
"mejorará la conectividad de los dos territorios". Sus impulsores
afirman que se trata de iniciativas que servirán para "disminuir el
nivel de pobreza de este país".

Vía CanariasSemanal

Unos
días antes de concluir el pasado 2007, el presidente del Cabildo de
Tenerife, Ricardo Melchior, y el gobierno de Senegal suscribieron un
“Memorando de Entendimiento” para la puesta en marcha de diferentes
acciones que deberían contribuir “a disminuir el nivel de pobreza de la
república africana”. Según Ricardo Melchior, estos acuerdos “son muy
positivos porque abren una vía de cooperación con Senegal a través de
lacual -afirmó- la institución que él preside “podrá ayudar a este país
en diversas materias como la agricultura y la energía”. La publicidad
institucional con la que se suele revestir este tipo de convenios ha
destacado diversos aspectos en los que el Cabildo “prestará su apoyo” a
Senegal, como “la asistencia técnica o la introducción de nuevas
tecnologías”. No ha faltado tampoco la ineludible mención al “uso de
energías renovables” – imprescindible hoy en día para ‘vender’
cualquier proyecto político-. Sin embargo, tras esta fachada
promocional “verde” no existe, por el momento, más que el proyecto de
construir un módulo en la aldea de Fourdouque albergará un centro
comunitario con sistema combinado de energía eólica y fotovoltaica. A
dicho proyecto le destinará el Cabildo de Tenerife, en esta fase, unos
55000 euros, una inversión insignificante que refleja bien a las claras
que no se trata, precisamente, de una de sus prioridades.

Sí es
prioritario para el Cabildo tinerfeño, en cambio, la puesta en marcha
de otros proyectos que lejos de contribuir a disminuir la pobreza en
Senegal podrían llegar a agravarla hasta provocar una auténtica crisis
humanitaria. Uno de los que se acaba de poner en marcha con la firma
del convenio es “la producción masiva de la planta denominada Jatropha
Curca para la elaboración de aceite para Biodiesel”. Se concretan así
los planes para que el país africano desarrolle estos cultivos,
destinados a la producción de biomasa que podría ser utilizada en
Tenerife por DISA, en la planta de biodiesel que esta empresa
energética prevé construir próximamente en el polígono industrial de
Granadilla. Ya el pasado verano Ricardo Melchior y el embajador de
Senegal en España publicitaban estos planes como "un proyecto
alternativo para que la juventud senegalesa pueda quedarse allí a
trabajar…y una forma de luchar contra la inmigración clandestina". Una
afirmación que, como veremos, resulta más que discutible.

Mito y realidad de los biocombustibles: combustible Vs. alimentos

Dispuestas a hacer más negocio a cuenta del cambio climático, las
grandes corporaciones agroalimentarias y algunas transnacionales de la
energía han presentado los biocombustibles – producidos sobre la base
de cultivos como caña de azúcar, maíz y oleaginosas – como una fuente
de energía capaz de reducir las emisiones de gases de efecto
invernadero, al tiempo que representarían mayores ingresos para los
agricultores. Para tratar de convencernos de las virtudes de esta nueva
“energía limpia” cuentan con el apoyo incondicional de no pocos
gobiernos, incluido el de los EE.UU. que, según todos los indicios,
marca la pauta de nuestra singular casta gobernante. Sin embargo, las
terribles consecuencias que provocaría la implantación generalizada de
esta alternativa a los combustibles fósiles no ha tardado en ser
denunciada por científicos, economistas e incluso por expertos de
organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y
Desarrollo Económicos (OCDE).Sobre la primera y más directa de estas
consecuencias ya han alertado en un informe conjunto la OCDE y la FAO:
"la creciente demanda de los biocombustibles dispararía los precios de
los cereales”, lo que provocaría terribles hambrunas en los países
subdesarrollados. Por su parte, el Instituto de Investigación de
Políticas Alimentarias, con sede en Washington, ha advertido de que el
auge de los biocombustibles aumentaría el precio de los alimentos entre
un 20 y un 40 por ciento, de aquí al año 2020. La perversa elección que
requiere el desarrollo de esta nueva industria, destinar los terrenos
cultivables a la producción de combustible en vez de a alimentos, se
plantea ahora en Senegal con toda su crudeza, con la diferencia de que
la especie elegida para tal fin, la Jatropha Curca, no es un cereal,
sino una planta venenosa.

En Senegal más de la mitad de la
población se encuentra bajo el umbral de la pobreza, y alrededor del
60% vive en zonas rurales y depende del sector agrícola para su
subsistencia. Los pequeños agricultores sobreviven con dificultad, y su
producción ni siquiera logra paliar el hambre en las regiones que
habitan, ya que la distribución está controlada por intermediarios que
compran las cosechas para comercializarlas en los grandes mercados
senegaleses o para la exportación. Sumidos estos agricultores en una
situación tan precaria, la introducción subvencionada de la Jatropha
Curca para la elaboración de biodiesel provocaría, con toda
probabilidad, el mismo fenómeno al que han dado lugar las grandes
plantaciones de soja transgénica en Argentina o Brasil. Para ser
rentables, estos cultivos requieren enormes extensiones de terreno y
terminan desplazando a los productores locales, incapaces de soportar
la competencia de empresas extranjeras patrocinadas por sus propios
gobiernos. Se trata de un modelo productivo tendente al monocultivo,
que expulsa a grandes masas de agricultores del campo a la ciudad –
donde forman bolsas de pobreza y marginalidad – y pone la producción
agrícola bajo el control de grandes grupos económicos.

Quienes
defienden la plantación de la Jatropha Curca para la producción de
biocombustible aluden – entre otras supuestas virtudes – al hecho de
que esta especie puede crecer en tierras erosionadas que ya no sirven
para la actividad agrícola. Sin embargo, no es el criterio de
sostenibilidad ecológica sino el del beneficio económico de los agentes
implicados en este tipo de proyectos el que determina la extensión y la
calidad de los terrenos que se le dedican. Sobre el peligro real de que
bosques y praderas terminen siendo destruidos para utilizar estos
terrenos en la producción de biomasa también han alertado ya los
expertos de la OCDE. Si esta posibilidad llega a realizarse, lo que –
con la actual correlación de fuerzas – dependerá fundamentalmente de la
proporción en la que aumente la demanda de biocombustibles, se
produciría un agravamiento sustancial del calentamiento global y el
deterioro medioambiental que sufre el planeta.

En el caso de
Senegal, la filiación neoliberal de sus gobernantes permite pronosticar
que no dudarían en poner a disposición de estos cultivos toda la tierra
disponible, aun arruinando sus riquezas naturales. En el año 2003, la
Asociación Senegalesa de Ingenieros Forestales planteaba diferentes
propuestas para que los recursos forestales de este país contribuyesen
a paliar la pobreza de su población. Destacaban entonces las
"grandísimas posibilidades de beneficios económicos" que tales recursos
proporcionan, al tiempo que denunciaron el nulo interés demostrado por
sus gobernantes en su aprovechamiento. El gobierno de Abdoulaye Wade
respondió a estas propuestas reafirmándose en su idea de que lo mejor
que podía hacerse era "privatizar los bosques para que los dueños
busquen más beneficios económicos de ellos".

Senegal: ‘cabeza de playa’ del desembarco neocolonial

Los acuerdos establecidos entre el cabildo de Tenerife y el ejecutivo
de Wade, deben enmarcarse en los planes más amplios de recolonización
económica del continente africano en el que están embarcadas las
principales potencias, y de la que la burguesía isleña aspira a recibir
suculentas “migajas”. En el caso que nos ocupa, y más allá de las
inversiones directas que ésta pueda realizar, es preciso destacar la
próxima celebración en Dakar de la I Cumbre Mundial de Conectividad en
África, destinada a impulsar la conexión del continente con fibra
óptica y satélites a las redes de comunicación. Un proyecto que llevará
a cabo la sociedad Napwaci, promovida por el Cabildo de Tenerife que
logró que la isla fuera elegida como sede para la instalación de un
punto de acceso a las telecomunicaciones de África, el NAP. El Network
Access Point (NAP) para África es propiedad de una empresa
norteamericana llamada Terremark, vinculada a la administración Bush,
que pretende construir las infraestructuras de telecomunicaciones que
requieren las empresas multinacionales para apropiarse de los recursos
con los que aún cuenta este continente. Senegal ha comprometido su
participación en Napwaci y será la puerta de conexión a la red para el
resto de países de África occidental. El despliegue de un cable de
fibra óptica entre Senegal y Canarias forma parte de este proyecto.

Con toda seguridad puede afirmarse que los planes de estas
multinacionales – incluida la introducción de cultivos para la
elaboración de biocombustibles- no constituyen ninguna esperanza para
los millones de pobres de Senegal y el resto de países africanos. Muy
al contrario, se trata tan solo de una nueva vuelta de tuerca de la
misma receta económica que ha condenado a este continente -el nuestro-
a la miseria, la muerte y la desesperación. Un irrefrenable “efecto
llamada” por el que deberían responder quienes no dudan en disfrazar de
“ayuda al desarrollo” sus más espurios intereses.

1 Comment to “Las Instituciones canarias entran a saco en el proyecto recolonizador de África”

  1. Hola, solo queria escribir que no pensaba que se puede hacer algo asi con un blog. Muy buen trabajo. Felicidades