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Africom, y no el logro de las democracias, orientará la política de Obama en África
Categories: Africom

Algunos expertos africanos de extrema derecha han argumentado que la expresión: ”injerencia de EE.UU. en los asuntos africanos” puede borrarse del léxico de la política exterior de EE.UU.

Por Farid Omar

La reciente visita del Presidente Obama a Ghana, la primera de un presidente afro-americano en el cargo al continente africano, fue acogida como un tentativo de un Presidente de los Estados Unidos de romper con el pasado y con las políticas equivocadas de EE.UU. en África. Después de todo, Obama, siendo un hijo de Kenia y por lo tanto de la propia África, puede hablar de una forma intima y directa hacia ante el sufrimiento del continente. Más importante aún, Michelle Obama, la primera dama de América, es una descendiente directa de esclavos africanos con posibles raíces en las Carolinas americanas.

Desde que ha sido apasionadamente declarado por las gentes africanas “hijo de África” y “uno de los nuestros”, Obama, quien se enorgullece de su herencia africana, tiene una clara influencia sobre sus predecesores. Él puede criticar abiertamente a los “hombres fuertes”de África (los dictadores) y exigir la democratización completa sin el peligro de ser calificado de “arrogante”, “paternalista” o “de tener una mentalidad imperialista”. En la era de Obama, algunos expertos africanos de extrema derecha han argumentado que la expresión: ” injerencia de EE.UU. en los asuntos africanos” puede borrarse del léxico de la política exterior de EE.UU.

Pero si se cumple un examen más detallado de la, a menudo desastrosa, política exterior de EE.UU. hacia África, resulta evidente que la administración Obama no es muy diferente de las anteriores. Desde los albores de la época colonial en África, todas las administraciones de EE.UU., tanto demócratas como republicanas, han mantenido intensas relaciones con el el continente .

El año pasado, la Associated Press informó de que Obama ” alinearía su política exterior con el GOP“. En el discurso en la carrera hacia las presidenciales demócratas, en Greensburg, Pa, , Obama dijo: “La verdad es que mi política exterior es un retorno a la tradicional política realista y bipartidista de George Bush padre, de John F. Kennedy, y de alguna manera, de Ronald Reagan”. Éste es un claro reproche a los pensadores de la izquierda liberal de América que creen que la visión progresista de Obama quedará lejos de la política exterior llevada a cabo por los anteriores presidentes del GOP.

El africano o la africana fans de Obama no se dejen engañar por la retórica emergente según la cual el neo elegido Presidente favorecerá implacablemente la construcción de las democracias. La gente de África debería observar desde cerca la larga historia de las incipientes democracias de los países del sur que han sido derrocadas por EEUU.

En Guatemala y en Irán en 1954, en África en el decenio de 1960, en Chile en 1973, y en otros lugares, los EE.UU. han acabado derrocando a todas las nuevas democracias para instalar regímenes despóticos que les permitiesen ejecutar sus intereses estratégicos.

En Ghana, los EE.UU. estuvieron implicados, en 1966, en el derrocamiento del Gobierno democráticamente elegido de Kwame Nkrumah. Seis años antes, los EE.UU., en connivencia con Bélgica, habían derrocado a Patrice Lumumba, el Primer Ministro democráticamente elegido de la República Democrática de Congo. Lumumba fue asesinado más tarde, por fuerzas apoyadas por la CIA, en la inquieta región del Katanga. El golpe de Estado en RD Congo resultó con la salida al poder del General Mobutu Sese Seko, el más cercano aliado de EEUU en el África central y uno de los más brutales dictadores que haya habido en África.

En febrero de 2007, el Presidente Bush y el secretario de defensa Robert Gates anunciaron la creación del Comando África de Estados Unidos (Africom). Éste cuerpo actúa como uno de los seis  cuarteles generales militares del Departamento regional de Defensa, con mando unificado desde el 1 de octubre de 2008. Su tarea principal es la de gestionar y controlar las relaciones con los cuerpos militares de las 53 naciones africanas.

A través de Africom, EE.UU. puede controlar el acceso a las bases militares, entrenar y equipar a los militares africanos y garantizar el acceso a recursos vitales como petróleo, gas y depósitos minerales.

En lugar de realizar una revisión exhaustiva de la política de seguridad de EE.UU. hacia África, la administración de Obama apunta, en realidad, a la ampliación del área de acción del Africom. De hecho, Obama ha propuesto un incremento significativo de la financiación del Pentágono para el Africom.

Lo más importante acerca de Africom, no es necesariamente su declarado objetivo militar, sino más bien, su enorme poder para influir en las relaciones entre EE.UU. y África. En la web oficial de Africom se establece claramente que el Comando África de Estados Unidos, en conjunción con otros organismos de gobierno de EE.UU. y partners internacionales, “lleva a cabo un compromiso de seguridad militar, a través de programas  militares paralelos,  actividades sustenidas por esponsores militares,  y otras operaciones militares dirigidas a promover en África un ambiente estable y seguro en apoyo a la política exterior de EE.UU.”.

Por lo tanto, la política exterior de Obama en el continente se basa en la continuación de Africom, y no en la búsqueda de la democracia. Incluso dentro de los círculos de África y de América, está tomando pié un creciente escepticismo hacia la política de Obama en África. Bruce Dixon, el Jefe de Redacción de la Agenda de Informe Negro, opina que el Africom tendrá un efecto desestabilizador en el continente.

“En lugar de buscar aliados en el vibrante sector civil de las sociedades africanas, los asesores de Obama son partidarios entusiastas del Africom que trabaja para fortalecer el sector menos productivo de las sociedades africanas, el de las rapaces máquinas militares”, dice el Sr. Dixon .

“La idea de capacitar y equipar militarmente a África no es nada nueva. De hecho el continente tiene una larga historia de capacitación militar que no da lugar a fáciles optimismos – una historia que tiene sus raíces en la Guerra Fría y el apoyo de EE.UU. a regímenes corruptos y/o ilegítimos”.

Para que Washington ponga sus nombres en el libro de “los buenos”, los dictadores africanos deberían dar su pleno apoyo al Africom. Colocando a sí mismos en la “primera línea” en “la guerra contra el terror”, no sólo así beneficiarán de ayuda militar y económica incondicionales, sino también ganarán el dudoso derecho de tomar medidas enérgicas contra fuerzas democráticas legítimas.

Si Obama realmente quiere cambiar rumbo y emprender una política progresista hacia África, su administración debe disculparse por los antiguos crímenes de EE.UU , incluida la política de derrocar los Gobiernos africanos democráticamente elegidos y el asesinato de sus líderes más populares. Obama debería desechar el Africom y en su lugar, dirigir el ayuda militar de Estados Unidos hacia los sectores populares de África para renovar sus desmoronadas infraestructuras sociales y económicas a través de inversiones en la atención medica, la lucha contra el VIH/SIDA, en la educación, con campañas de alfabetización, en el desarrollo económico, con obras públicas y para la agricultura.

Sólo la reparación, y no la ayuda extranjera, podrán corregir los crímenes genocidas de  EE.UU. en África.

Traducción: Raffaella Toticchi (180 Latitudes)

 

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